miércoles, 2 de diciembre de 2009

INTERIOR/NOCHE/RELLANO


Aquel día el timbre no sonó como un taladro. Era él.
Abrió la puerta como quien encuentra la salida de un zulo y se lanzó a sus brazos. Él frenó la embestida con un gesto recíproco. Ella lo amaba en pijama. Lo amaba a través del Messenger. Lo amaba por la noche y por el día. Lo amaba en el instituto y cuando comía pizza. Él tenía que amarla tras su casco de moto. Los tequiero se escapaban por la rendija de la visera. Estaban condenados a acariciarse bajo la luz de los focos y el visor de la cámara. Eran el producto de la imaginación de alguien. Obligados a abrazarse y fundirse en un beso metafórico. Tenían la suerte de amarse en una escena de quince segundos.


30. Interior/noche/rellano.

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