miércoles, 6 de enero de 2010

Maldito enero

Sintió ganas de vomitar pero se acarició el vientre con las yemas de los dedos para relajarse. Tenía frío. Mucho frío. Encima de la mesa del salón aún estaba el papel de regalo. Desmenuzado. Heho añicos. Sin contenido ya no tenía el mismo brillo. Ella, de hecho nunca le había dado importancia a los envoltorios. De ningún tipo.

Se miró los brazos, desnudos. Odiaba aquel vello tan oscuro. Ahora ya le daba igual. El teléfono sonó pero lo ignoró. Él había salido a tirar el papel para reciclar. Siempre habían dicho que eran una pareja modélica. ¿Qué significaba aquello? Ella sabía que él deseaba acostarse con otras mujeres. Ella directamente lo hacía con otros hombres desde hacía dos años. Aquello no podía ser modelo de nada.

Le habían gustado los libros. Y el collar. Y el jersey. Era la vida la que no le gustaba. La cuchilla Venus no era un regalo de Reyes pero ese 6 de enero era lo único que ocupaba su atención. Dudó la primera vez. Y la segunda. A la tercera, como en los tópicos, fue la vencida. Se mareaba con la sangre y allí había mucha. Esa vez, sin embargo, sabía que no iba a despertar. Y eso le gustó.

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