Caminó, desnuda, por aquel tejado cobrizo. La gente miraba hacia arriba, pudorosa. ¿Miraban sus ojos? ¿Miraban su vientre? ¿Miraban su sexo? Algunos sacaron sus teléfonos móviles. ¿Vais a sacarme fotos? ¿Vais a llamar a la policía? ¿Vais a cotillear con vuestros amigos?
Ellos no entendían nada. Pensaban, seguro, que era una loca más. Pensaban que si se acercaba más al borde de aquel tejado sería una loca menos. Pero no era eso lo que iba a hacer. ¿Nadie entendía ya las metáforas?
-- ¿Vas a saltar? -- preguntó un niño relamiendo un bocadillo de Nocilla.
-- No -- dijo ella--. Sólo quiero mostraros que ya soy libre.
Y entonces dejaron de mirarla.
martes, 12 de enero de 2010
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